La migraña afecta con mayor frecuencia a las mujeres que a los hombres. Aunque el dolor de cabeza migrañoso es igualmente común en las niñas que en los niños, la cantidad de mujeres afectadas aumenta sustancialmente después de la pubertad. Parece claro que ciertos cambios hormonales que se presentan durante la pubertad en las niñas y se mantienen durante la edad adulta, pueden ser factores desencadenantes o determinar la frecuencia de los ataques de migraña en la mujer.

El hallazgo de que el 60% de las mujeres que padecen migrañas relaciona los ataques con su ciclo menstrual, sustenta este nexo entre los cambios hormonales femeninos y los dolores de cabeza migrañosos. Los ataques pueden presentarse varios días antes o bien durante el período menstrual. Hay mujeres que sufren los dolores de cabeza en la mitad del ciclo y en el momento de la ovulación. El nivel de estrógenos fluctúa durante el ciclo menstrual. Los dolores de cabeza típicamente ocurren simultáneamente con la caída del nivel de estrógeno. Pocas mujeres (menos del 10%) sufren dolores de cabeza sólo durante la menstruación. Por lo tanto, en la mayoría de las mujeres, las hormonas son sólo uno de los diversos factores desencadenantes de la migraña.

Los medicamentos triptanos se utilizan como tratamiento de primera línea para los episodios agudos de migraña relacionada con la menstruación. Esta medicación se debe tomar al inicio del ataque y debe repetirse si es necesario. Si los ataques son previsibles, se puede iniciar una terapia preventiva uno o dos días antes del momento en que se espera se presente la cefalea. Los agentes antiinflamatorios no esteroides se pueden utilizar durante 5 a 7 días cercanos al período para ayudar a reducir la frecuencia de los dolores de cabeza y los dolores menstruales. La estabilización de las hormonas también puede ayudar a reducir las migrañas, lo que puede incluir un parche de estrógenos, píldoras de estrógenos tomadas durante la semana del período, o también la utilización de anticonceptivos orales. El triptano tomado diariamente cerca del período puede ayudar a reducir los dolores de cabeza. Puede ser necesario un tratamiento preventivo diario durante todo el mes si el dolor de cabeza continúa presentándose con frecuencia.

Los anticonceptivos orales pueden afectar la incidencia de migraña. Esto era más común hace una década o más debido a la mayor dosis de estrógeno contenida en las píldoras. Algunas de las nuevas píldoras cíclicas también pueden exacerbar la migraña. Actualmente existen efectos variables con la píldora, algunas mujeres se benefician, algunas no y en otras empeora la migraña. Para algunas mujeres el uso de la píldora durante tres o cuatro ciclos consecutivos, sin días de descanso, puede ayudar a reducir la incidencia de migrañas menstruales de 12 a tres o cuatro por año.

El embarazo también afecta la migraña. En algunas mujeres los ataques desaparecen completamente, ocurren con menos frecuencia o son más leves durante el embarazo en tanto en otras los ataques empeoran o permanecen igual.

Cuando las mujeres se acercan a la menopausia, los niveles de estrógeno pueden fluctuar más y desencadenar un aumento en las migrañas. También puede ser necesaria la terapia preventiva diaria si los dolores de cabeza son frecuentes y los períodos son impredecibles. Las mujeres que llegan a la menopausia natural pueden tener menos problemas con las cefaleas que las mujeres que han tenido histerectomía. En la menopausia, la estrogenoterapia continua sin días de descanso ayuda a reducir la migraña a muchas mujeres. Se debe administrar la dosis eficaz más baja. Los estrógenos sintéticos (fabricados en laboratorio) y los parches cutáneos pueden ser mejor tolerados que los productos que contienen Premarin®. Todavía no se ha estudiado el efecto de los productos de hormonas naturales sobre la migraña. Los agentes de progesterona rara vez tienen algún efecto sobre la migraña.

El uso de pastillas anticonceptivas o reemplazo hormonal deben ser analizados a la luz del tipo de migraña, de la historia de tabaquismo y otros factores médicos como la alta presión. En algunas mujeres, el uso de terapia hormonal puede incrementar el riesgo de serias consecuencias médicas. Cada paciente debe analizar estos aspectos con su médico para sopesar riesgos y beneficios.